Aunque descarada y demasiado atrevida desde el principio, creando una atención disparatada y poco agradable pero intensa, la evolución de ese personaje atormentado pero resuelto en su mundo se va haciendo poco a poco a nuestras retinas como propio, como animosidad gratuita de un público que entiende, que anhela lo mismo que ese sueño en forma de tecla.
Algunas divagaciones que no terminan de estar demás, como la mujer engañada, o ese final desclasificado y poco regular con la historia aunque sí en su sentido y profundidad, la película es fuerte, decidida, y vibrante incluso cuando no puede serlo más. Los detalles, y la interpretación son descaradamente meritorias en muchos momentos, que de parecer acabarse la credulidad termina por mantener el vuelo de un pájaro bien armado al que se puede disculpar en sus torpezas.