Me permito iniciar esta post parafraseando a Spencer Tracy, o, mejor dicho a Kevin O'Rourke. Y es que, para mí, Scorsese ha tenido la oportunidad de retratar al mejor personaje que ha tenido jamás. Muy por encima de Jack La Motta, de los incontables hampones de Robert De Niro o, por supuesto, del conductor de taxy, o del alucinógeno conductor de ambulancias. El personaje lo tiene todo.
Ahora bien, muchos podrán objetar aquí que también tenía todo el Gran Alejandro y mira en qué quedó en la película de Stone. Efectivamente, he aquí el trabajo del guionista, de ese tal John Logan del que ya venía advirtiendo, la mano que se dejó ver en películas como "Gladiator" o "RKO 281", una peliculita muy poco conocida por el gran público, pero que seguro que sirvió al guionista como ensayo general, ya que retrataba el tormentoso Hollywood de los 40, en el que Welles desafiaba todas las reglas del juego con su insultante "Ciudadano Kane". Las malas lenguas dicen que Welles incluso se inspiró en el magnate de la aviación para armar a Charles Foster Kane. Pero, bueno, chascarrillos con olor a naftalina aparte, volvamos a "El aviador".
Logan se enfrenta a una vida larga de un personaje con mucho que contar. Y ya desde el título inicial nos da una lección magistral de cómo tratar este problema. Él se dijo, bueno, hablemos de Hughes, pero de su faceta de aviador, de magnate de la aviación, de hombre del cine enamorado por la acción aérea, de ingeniero aeronáutico, de galán que conquista llevando a volar a nada más y nada menos que Katherine Hepburn. La elección es formidable, un elemento que marca horizontalmente toda la época pública de Hughes. Por favor, tomen nota Stone y compañía.
Esta simple elección, que, forzosamente, implica abandono de tantas otras buenas historias del personaje y anécdotas mil, es necesaria y de agradecer, ya que dota al guión de una enorme solidez y consistencia. Y, creedme si os digo, que una película de tres horas ha de ser forzosamente compacta para que la sensación de dispersión no nos enfangue en la ciénaga del aburrimiento. Primera gran prueba superada. Tres horas de diversión y entretenimiento. Pero es que el guión tampoco se queda en eso, porque tiene momentos de antología: el prólogo, que durante todo el metraje se antoja con chispa, y que, al final, en ese cuarto de baño móvil, se torna en fuego magistral. Como acertadísimo es el tempo con el que se nos van mostrando las manías obsesivas de Hughes, sin atropellar, con rigor y paciencia, hasta desembocar en la escena del enclaustramiento, de la cual la película sale con renovadas energías. Otro gran acierto. La relación entre Hepburn y Hughes, con esos momentos, conversaciones, ese final, tras la puerta (me recordaba al enclaustramiento del personaje de Sam Rockwell en "Confesiones de una mente peligrosa"); esa relación entre Hughes y Ava, tan finamente trazada, primero con el encuentro, después con el dibujo en el reverso de la foto, con las fotos en la prensa sensacionalista, con esa escena en la que le ayuda a prepararse... Logan, y Scorsese, claro está, logran esquivar lo más peligroso en un biopic: que la historia y el querer abarcar muchos años se coman los detalles pequeños de las relaciones personales.
Dejando a un lado a Logan, y pasando a Scorsese...La dirección es buena, muy buena, con pulso firme cuando lo requiere; comedida en los momentos que debe serlo, esto creo que es algo que siempre le ha costado al pequeño neoyorkino; y de filigrana cuando debe serlo (las escenas con los aviones). Me parece que ha llegado a un interesante momento de madurez.
Los actores...DE APLAUSO, Leonardo Di Caprio. Merecidiísmo Globo de Oro. Él lleva el peso de la película durante todo el metraje, exigiéndole mil y un matices. DE ÓSCAR.
Cate Blanchett está, igualmente, fantástica. Su caracterización es espectacular, y la construcción del presonaje es MAGISTRAL. Una pregunta: ¿por qué es nominada como mejor secundaria cuando a la Kidman, en "Las Horas", y apareciendo mucho menos, le dieron el Óscar a actriz principal?
El resto del plantel está muy bien: John C. Reilly, como Noah Dietrich; el papel de Alan Alda como Senador; Alec Baldwin, como Juan Trippe; Kate Beckinsale, como Ava; y, ¿cómo no? Jude Law como Errol Flynn. Otra lección magistral, de un actor que creo da más resultado con poca aparición en la pantalla, que con mucha.
Otro aplauso se merece la banda sonora de Howard Shore; al igual que la dirección artística; el vestuario; el montaje; y la fotografía, aunque no me gusta la tonalidad del verde en el campo de golf o en el campo de remolacha.
Muchos aplausos para una obra que los merece. Una película densa, enigmática, pasional, visceral, tortuosa y actual. Ayer mismo se presentaba en Europa un avión, un Airbus, que haría las delicias del mismísmo Hughes; o ese canto tan abierto al sueño americano, a los verdaderos pilares en los que se sustentó, tan viciados hoy en día. Una película con indudable aroma a Óscar, porque de forma muy cuidada se ha preparado para ello.
¿La mejor película de la temporada? Eso son palabras mayores que no me atrevo a pronunciar, sólo diré que ha merecido la pena verla, y mucho.
Y, por último, para los avezados lectores, ahí va la duda que planteaba en la pre. Personalemnte sentía una gran atracción por la última fase de la vida de Huges, ese encierro personal, hundido en su enfermedad; y no me gustaba pensar que la hubiesen podido obviar en pos de una parte mucho más iluminada y rutilante. Pero, ante el guión de Logan, me quito el sombrero y, con él, la duda que llevaba dentro.
Hagan sus apuestas. Yo me lo juego a 14 nominaciones.