Crítica de la película El reino de los cielos por Hypnos

¿Más de lo mismo? Ésta es la pregunta capital que cabe responderse cuando de cine histórico hollywoodiense hablamos. Todos sabemos que Ridely Scott no es ningún historiador, ni mucho menos un documentalista, ni tampoco u buen guionista. De ahí que tengamos que hablar del primerizo William Monahan.

Irregular es el adjetivo con el que califico el guión de Monahan.
Antes de entrar en los detalles más cinematográficos, haré una somera reseña acerca de la historicidad o no de los hechos históricos narrados.

Efectivamente, todos los personajes, salvo el de Godofredo (Liam Neeson) son reales. Existió un Balian de Ibelin. Ahora bien, éste no era, ni herrero, ni hijo bastardo de ningún noble, sino más bien un noble de pura cepa, criado entre nobles y en ideales más caballerescos que humanistas.
Existió el Rey Balduino IV, conocido como el Rey Leproso, y es cierta la victoria que obtiene con 16 años y un ejército muy inferior ante Saladino. Si bien, no es cierto el encuentro que ambos líderes tienen frente al Castillo del Kraak. Igualmente, existe el personaje de Sibilla (Eva Green), hermana de Balduino IV, pero también existe un hijo de ésta, Baludino V, menor de edad, que tuvo con su primer marido, Guillermo de Montferrato, que no aparece en la película.
Pero quizá lo más desconcertante es que en la película se pasa por alto el árbol genealógico completo de Balian de Ibelin, tercer hijo de Balian El Viejo, casado con la Viuda del Rey Amalarico I (Rey de Jerusalén), es decir, la madre de Balduino IV y Sibila. Vamos, que Balian (Orlando Bloom) tendría que ser el padrastro de Sibilla.
En cuanto al resto de personajes destacar la mala recreación de Guy de Lusignac (Marton Csokas), al que se le carga con el sambenito de malo-malísimo, cuando en la realidad fue un títere en manos de Sibilla, su esposa, de la que se rumorea, no sin pruebas, que pudo matar a Balduino IV, envenándolo, y, posteriormente, a su hijo Balduino V, para hacerse con la corona. De igual modo, Reinaldo de Chatillon no fue un personaje, ni tan perverso, ni tan perturbado.
Para terminar con los mayores desatinos históricos, tanto Balian, como Tiberiades (Jeremy Irons) participaron en la fatídica batalla del Hattin, la matanza cruzada, sólo que en la retaguardia. Balian, hecho prisionero, juró no levantarse en armas contra Saladino, hasta que pidió permiso al caudillo árabe para entrar en la ciudad de Jerusalén para reunirse con su esposa durante una sola noche. Una vez dentro, el patriarca Heraclio, le liberó del Sagrado Juramento que le había realizado a Saladino, y formó parte de la defensa de la ciudad.

Hasta aquí todo lo que tiene que ver con la reproducción histórica, que, como podemos comprobar, es más bien escasa la que se encuentra en el texto de Monahan. Por tanto, y me respondo a la pregunta inicial, sí, es más de lo mismo lo de esta película.
Al igual que sus predecesoras, incluyendo "Gladiador", de lo que se trata aquí es coger situaciones épicas y ponerla en manos, bocas y espadas de personajes con carcasa de naftalina, pero sentimientos actuales. Todo se banaliza en pos de buscar mensajes actuales. Vale que el cine no tenga que ser un documental, pero cuando se trata de recrear episodios bien documentados con personajes que realmente existieron, lo lícito sería serle fieles en la memoria de aquéllos. Todo lo demás es política stalinista.

Claro que es mucho más cinematográfica la historia del herrero que se convierte en caballero y que es capaz de enamorar a princesas y lanzarse contra la muerte sin apenas pestañear, capaz de declamar virtuosos discursos tejidos por hilos de corazón y sentimiento. Pero es que éstos terminan siendo los grandes defectos de la película. Es inexacto y erróneo el espirítu que se transmite de las Cruzadas. Es abosultamente falso y maniqueo el pretendido humanismo con que se le viste a Orlando Bloom en esta película. Y eso se nota, y huele mal por muy virtuosa que sea la puesta en escena.

Monahan falla en este punto de forma estrepitosa. Su guión me parece, de lejos, lo peor de la película, irregular, aristado, con grandes altibajos, momentos de aburrimiento ( desde el naufragio de Balian hasta la batlla del Kraak ). La historia de amor es la de siempre y sin ganas ni originalidad por contarla, los malos de la película son a lo Jean Luc Besson, con especial significación del Templario Gleeson y Guy de Lusignac. Y, sobre todo, con ese afán por intentar conectar la realidad del conflicto actual con ese pretendido e irreal "Reino de los Cielos", sólo cimentado en el respeto que se inspiraban dos líderes, sin ningún tipo de trasfondo religioso. Los grandes hombres sólo respetan a grandes hombres, por encima de religiones.
De igual modo resulta extúpida la crítica que pretende realizarse del clero y del fanatismo religioso, sin ningún tipo de talento.

Y en todo este guión lleno de despropósitos se encuentra Sir Ridely Scott, el mago del misticismo visual, al que sólo le ve agusto en la mitad del film, porque la otra la quiere contar cuanto antes, sin importarle la redondez final de la película. Quizá las cosas cambien en el montaje del DVD de 3 horas y media, pero mucho me temo que tampoco sucederá así.
A duras penas consigue trazar media docena de momentos interesantes, reseñándose, sobre todo, el arranque del film y las escenas de batalla, magníficamente recreadas dese el punto de vista histórico, todo hayq ue decirlo, al igual que los trajes y vestuario en general.
De la dirección me quedo, además, con la aparición de Balduino IV en el Kraak, con la muerte de él, con la escena de la hermana de Saladino, con el intento de asesinato de Balian por parte de los Templarios y con la instantánea del muro de Jerusalén derribado, y los dos ejércitos mezclados en una sangrienta refriega.

Ridley Scott demuestra, una vez más, que está por encima de malos guiones y actuaciones flojas, como la que nos ofrece Orlando Bloom a lo largo de toda la película.


comments powered by Disqus