En la Condesa Rusa, un elegante club norturno, confluyen un diplomático ciego al que la guerra le ha quitado mucho, y una bella condesa rusa obligada a permanecer en el Shangai de 1936. La historia está gastada y Casablanca observa con temeridad una intención que el demasiado curtido Ivory sabrá de sobra plasmar y hasta celebrar en planos, pero que a mí personalmente me va a cansar por lo repetido de esas situaciones.
Buen cine pero de historia actualizada con actores de nuestra era, al menos podremos disfrutar de Ralph Fiennes, sobre todo, Natasha Richardson o Vanessa Redgrave. Me gustará, pero ya está tan visto.