Crítica de la película Arthur Christmas - Operación Regalo por Olmo

La navidad no es una cuestión de fe. Se trata de un estado de ánimo. Esta época del año que se acerca con esa cuchilla de afeitar llamada frío y que tiene como fiel aliado la bufanda, el abrigo y gorro de lana es una expresión de naturaleza, de fin de año, caracter e identidad propia. Son una serie de pautas y elementos que nos rodean que al margen de gustarnos más o menos, creer o no hacerlo, están ahí presentes y el cine no es ajeno por si alguien lo dudaba. El material expresamente comercial nos regala la mejor de sus sonrisas en esta época del año y nos trae lo más dulce, tierno y palomitero posible. Por eso y como siempre pretendo hacer, lo mejor es la selección. De lo comercial, lo manejable, asequible y masticable.

En esta ocasión se cuela en nuestras salas de proyecciones la película Arthur Christmas: operación regalo. Vamos, nada nuevo en cuanto a título se refiere. Pero si la exprimimos un poco puede que algo de jugo salga de ella. Que es una de animación queda claro y que está dirigida al público más pequeño también. Sin embargo, lo que más me interesa es si realmente dará un salto sobre el resto que fueron estrellas de navidad en años anteriores. Quiero decir, ¿qué aportará de novedoso en estos tiempos tan difíciles? Exijo a estas alturas un valor añadido sobre cualquier desembolso técnico. Ir directamente al corazón de los niños, hacerles soñar, volar, jugar, en definitiva, ilusión. Dejarles con un aroma a chocolate caliente, espíritu de nochebuena, blanca navidad. Dejarse de esa orgía de animación brutal y poco generosa con el cine navideño más sencillo, humilde y exigente con la versión auténtica de la vida.

Si hay living in America, renos, color rojo y espíritu yankie no me importará tanto si de verdad Arthur es un nombre propio en esta película. Haciendo poemas de cine en navidad muchos niños se embarcan en esto llamado cine. Hagámoslo con fundamento por favor y la historia podrá continuar. Menos fe y 3D y más cine e ilusión.