No se le puede negar al flamante ganador del Premio FIPRESCI la finura de su ojo a la hora de componer belleza en sus encuadres. Igualmente no se le puede negar al director de la sempiterna gorra que sus historias son curiosas, que nacen de lo pequeño para intentar trascender y crecer a lo grande en un plano onírico difícil de captar sólo con cinco sentidos.
Y esta película promete más de lo mismo. Su sello, su cine, el que ahora parece estar arrasando en toda Europa, él es la moda en estos momentos, cada película suya es una batalla para los festivales, y ésta última la ganó Cannes que proyectó su film en mayo y que recibió críticas elogiadoras.
Ahora bien, por mucho que esté de moda y a los cultosexuales se les afilen los colmillos, éste no es plato para todos los gustos. Y lo digo por experiencia, ya que su galardonada "Bin-Jip" me mató literalmente. No es, por tanto, un director cómodo ni se deja entrar con facilidad. Exige mucha predisposición y paciencia.
La historia...¡qué más dará eso en una película de Kim Ki-Duk! Una ocasión envidiable para poder disfrutarla en una sala a rebosar.