La película arranca con mucha fuerza, sabedora, quizá, de los cánones y patrones al uso que rigen el cine de acción en la zona asiática, con una dirección poderosa, tanto en planificación como en visualidad en su puesta en escena.
Desde el primer minuto sabemos que este director sabe. Está bien, no es una dirección clásica, sino más bien una más rabiosa y nerviosa, pero, ¡ojo! sin caer en el desafortunado tembleque independiente occidental. Quiere mostrarnos todo: desde arriba, desde abajo, en círculos, con largos planos secuencia...En definitiva, con unas ganas de rodar increíbles.
El guión es lo que presenta las mayores virtudes y defectos de la película. El repentino encierro de Daeshu es una intriga suficiente como para alimentar toda la película, pero la forma en que ésta está contada es un poco caótica. La voz en off va soltando muchísima información, y la dirección tan vibrante va oscureciendo la mente. Y, además, una cosa que siempre me sucede cuando veo películas coreanas o asiáticas: es imposible distinguir a los actores visualmente. Y reso aumenta más el lío. Tanto que la película, a partir de la puesta en libertad del protagonista se vuelve aburrida. Se da lugar a una investigación inverosímil durante media hora en la que se van sucediendo escenas excesivamente violentas, al más puro estilo cine asiático de acción. Sinceramente, todos los giros de la trama me han parecido torpes y trillados, aburridos y sin fuerza (mas sí con fuerza visual y con gran dirección)...todos...hasta que se llega al momento de la conversación en el piso del malo.
Allí, tras unos inicios con gran titubeo de guión que a veces asemejaba a la señorita Fletcher, se desvela la verdadera esencia del guión, el verdadero sentido de todo. Es la historia de una venganza, sí; pero de una venganza que va en dos direcciones. Algo ciertamente estimulante. Y ahí es donde llega la verdadera grandeza de la visión asiática: el patetismo. En las películas americanas el patetismo no es un elemento que se halle con facilidad, pero sí que se encuentra en el cine asiático. De ahí que, si bien el cine asiático de acción tiene un halo de irrealidad superior, sus personajes son mucho más reales. Y eso me gusta.
La película no me estaba gustando en la primera hora, pero ha ido creciendo en grandeza en la segunda mitad de la película. Este hecho es el que le arrebata las cinco estrellas, que, considero, no se merece esta película. Ahora bien, es gratificante ver tantas propuestas visuales interesantes, tanta energía y tantas ganas de querer rodar.
Lástima de guión en el que se mezclan elementos de "The Cube", "Los Inmortales 4" y hasta de "Rumores que matan". No basta con que todo al final tenga un sentido, también ha de darle coherencia durante el resto del minutaje.