Los experimentos con el cine siempre resultan atractivos. Tengo debilidad por las películas que se paltean desestructurar el cine o que hacen apuestar arriesgadas y creativas buscando símplemente no ser lo mismo de siempre, no ser convencionales. Generalmente que un director haga una apuesta así me basta para que una película me guste.
Por otro lado odio la pedantería y las películas pretenciosas. Exiten muchísimos realizadores que creen poder aleccionarnos mediante sus películas a base de moralejas generalmente vacias y estúpidas. Ésto me irrita terriblemente y opino que es la mayor lacra del cine actual. Como principal y habitual pecador pondré al puto caracol de ejemplo.
Pues bien. Éstos dos aspectos suelen darse, en muchas ocasiones, en la misma película. La película es arriesgada, descompone, desestructura... yo que sé! Pero también resulta estar llena de moralinas baratas y de pretenciosidad hasta la arcada y el vómito final.
Ésto es algo que no le pasa a Winterbottom. Sus películas tienen todo lo que yo necesito para disfrutar del cine. ¡ y encima me he reido varias veces a carcajadas! La verdad es que la película es inclasificable. Y si alguien me pregunta de qué va sólo puedo encogerme de hombros. Pero ha conseguido que pase hora y media realmente a gusto. Especial mención a Steve Cogan al que conocí en 24 hours party people y cada vez me parece mejor. Éste pavo es todo carisma. Me parece que tenemos buen actor para rato. Haber si tiene suerte y nos hace una buena carrera.
Éste festival me sigue sorprendiendo grátamente. Veremos cómo sigue el tema.