Encontramos en esta película un reparto interesante pero, no nos engañemos, de segunda fila: Ray Liotta tuvo su momento álgido con Uno de los nuestros pero luego se ha tenido que conformar con sus peliculitas de tres al cuarto y, de vez en cuando, alguna peli interesante (caso de Copland); Michelle Rodriguez es la clásica peleona latin queen de películas como Resident evil; Woody Harrelson es un grande, un crack, pero nunca será más que un extravagante y maravilloso secundario; y Charlize Theron...
Charlize Theron tiene un Óscar, de acuerdo. Ha triunfado en la Meca del Cine. Pero, con todo y con eso, sigo teniendo la firme impresión de que cuando se habla de cine de primera división, ella nunca cuenta. No está ahí. Y seguirá sin estarlo. Sigue siendo la top sudafricana rubita y de piernas eternas que se defiende y no lo hace mal delante de la cámara. Llamémosla para Hancock, pero de ahí para adelante no, por favor, es demasiado. Y ahí sigue. Defendiéndose, sí.
Aún así, estos nombres reunidos acaban por conformar un elenco más que interesante para una película que, tengámoslo claro, es una opera prima. El debut como realizador de un tipo que, eso sí, se conoce bien la industria: Stuart Towsend lleva algunos añitos ya trabajando como actor en películas como La reina de los condenados o La liga de los hombres extraordinarios. En definitiva, películas de estudio, aunque sin llegar a haber conocido realmente un blockbuster.
Justo lo que necesita para, ahora, buscar un buen resultado y dejar contentos a sus productores. Eso sí, no elige temática cómoda, así que le suponemos un puntito de riesgo y de ganas de hacerlo bien, al muchacho. Una película sobre la famosa batalla campal que acabó por montarse en Seattle... activismo político, cruda realidad urbana; seguramente mucha cámara al hombro. Veremos.
En esta ocasión es estimulante descubrir el interés político en la apuesta de Towsend, porque ésto demuestra que no quiere debutar con facilidades ni condescendencia. Un tipo con ganas de arriesgar siempre se agradece. Aunque luego se pegue la hostia.