A simple vista esta parece la típica película tonta americana. A veces lo que parece a simple vista se corresponde perfectamente con la realidad. No deja de sorprenderme que títulos como estos crucen el charco y lleguen hasta nuestras pantallas. Señal, por otra parte, de que alguien paga por verlos.
Un director de pacotilla, Steve Carr, que se ha encargado de dos de las peores películas de Eddie Murphy (que ya es decir). Una cara mínimamente conocida en la televisión americana, Kevin James, que también hace las veces de guionista, es el motor absoluto de esta peliculilla. Puedo comprender que si aquí Florentino Fernández hace una película haya gente aquí que la vea, no comprendería que la vieran en Francia. Pero EEUU es así de eficaz y consigue exportarlo todo, desde lo excelente hasta lo infumable.
Para críos, pero ni siquiera para que la aguanten sus padres. Déjenlos en la entrada del cine con palomitas para hartarse. Una película basada en el ridículo, que resultará ridícula, aunque eso no le importa a ninguno de sus creadores, y eso les honra.