Weekend parece nutrirse meramente de las ganas de hacer cine natural, con pareja gay que se encuentra y muestra, pero con la dulzura y el prisma delicado de unos momentos que todos hemos tenido o pensado, pero que no parecen pertenecer a lo público.
En una sociedad como la moderna y actual que poseemos, proponer un encuentro similar es el pan de cada día, pero mostrarlo en cine, con la distancia inicial que eso provoca, es harina de otro costal. De nuevo el ser humano al desnudo, preocupado, sentido, relajado y con miedos, parece que de esto va este film, con una perspectiva distinta, dos hombres.
Los premios y los aplausos del circuito independiente secundan un film pequeño pero grande, que por encima de todo interesa, que aporta un ambiente propio con atmósfera específica. Si encima, se rueda con cierto grado de talento y el presupuesto ínfimo se palma en positivo, qué más se puede pedir.
Confío en esta película, en sus ojos y oídos, en las miradas que la mecen de su recorrido, en la manera certera y sedosa con la que abrirnos el alma de sus protagonistas. De vez en cuando apetece profundidad, pero de esa que te crees en manos de dos actores que han debido de conseguir hacerlo realmente bien según rezan los comentarios generales.