No es esta una película perfecta. Peca
un poco de reiteración con esa serie de momentos destinados a
mostrar la impotencia de esa hermana que no sabe qué hacer ante una
enfermedad hermética. Quizá necesitase una evolución mayor en
estas escenas, evolución que si vemos claramente en los flashbacks.
Por lo demás, una interesante película sobre el poder de las
sectas, que encaja perfectamente en lo que podemos llamar el nuevo
cine independiente americano y que tiene ciertas similutdes con otro
estreno reciente: Take Shelter. Estos dos ejemplos suponen
una muestra excelente de los nuevos caminos, de ruptura y evolución,
que pueden marcar tendencia, si no lo están haciendo ya.
Por un lado se olvidan de esa estética
feista, temblorosa, tan marcada por el cine Dogma, que ha dominado la
primera década del siglo. Sin caer en un esteticismo excesivo, estas
películas cuidan los planos, acercándose de forma aparentemente
casual, modesta y hasta justificada, a composiciones estilizadas, en
momentos concretos. Especial cuidado a los tonos dominantes de color,
y a una atmósfera delicada y muy precisa.
El drama ya no es suficiente. Aunque el
principal interés de este cine independiente es ahondar en la
personalidad humana, en sus miserias, en sus enigmas; hay un espacio
para el cine de género (en este caso, el thriller con algunas gotas
de terror rural), cuidando las claves, sin miedo a la mixtura.
Algunas secuencias, como la huida inicial, o la manía persecutoria
que se repite a lo largo de la película, no tienen nada que envidiar
al cine de terror puro y duro.
En ambas películas podemos encontrar
también un juego de confusión de la realidad que afecta al
protagonista pero sobre todo, que despista al espectador. En este
caso, la inteligente forma de fundir los tiempos, inspirando una duda
razonable sobre la percepción de la realidad, probablemente
influenciada por el cine de Nolan. Cine inteligente que genera
preguntas y ofrece respuestas siempre de forma implícita. Un tipo de
cine que potencia una apariencia sencilla que en realidad esconde una
gran riqueza.
Excelente Elisabet Olsen y aún mejor John Hawkes.
Atención, porque me parece que nos
vamos a hartar en los próximos años, pero de momento, como todo
cambio y ruptura, resulta refrescante. Entra muy bien.