Martin Lawrence hacía un chiste que viene al caso: "Desde la marcha del millón de hombres los productores americanos decidieron darle una serie a cada negro para que no estuvieran tan cabreados".
Evidentemente ésta afirmación está hecha en tono jocoso y no se corresponde con la realidad. La realidad es que la gente con pasta del cine y la televisión descubrió un mercado no explotado en las series creadas por y para afroamericanos (citaré Cosas de casa o El príncipe de Bel Air, como dos ejemplos claros).
¿A qué viene ésta introducción? Pues a que quiero definir éste producto con tres palabras: "comedia navideña negra (y americana)". Se trata de un subproducto dentro de los subproductos navideños que nos vienen todos los años de los EEUU. Y es que el mercado negro también va al cine en navidad.
Si te apetece disfrutar de una película inofensiva (y algo ñoña) asentada en los valores navideños americanos y con guiños a la cultura afroamericana, ésta es tu película. En caso contrario, tocará huir a otra sala (aunque la cosa anda bastante complicada en navidad).