Poetry ha sido una película festivalera, cotidiana y fresca, de eso no hay duda. Ya en mi precrítica indicaba que la cinta en cuestión tendría un perfil de ese estilo. La película de Lee Changdong roza las dos horas y media y esto puede hacérsele cuesta arriba a más de un espectador. El film en cuestión navega entre varios ríos (el personaje que abre y cierra la película, acaso porque el agua todo lo traga), entre varias historias paralelas. Una, la propia historia de una mujer ya entrada en edad que ha sido diagnosticada de alzheimer y que se apunta a clases de poesía (a lo del alzheimer luego volveré). La segunda, que tiene que ver con la propia protagonista respecto al suicidio de una compañera de clase de su nieto, estando este último involucrado en tal suceso. Y alrededor de todo ello, el propio mundo interior de esta mujer, poeta por dentro, por fuera abuela y asistenta cuyo alma escupe grandes dósis de poesía, de metáforas, de amor a la existencia, pura vida.
Todo este retrato de mujer y de poesía al fin y al cabo ha sido llevado sin timidez pero sin atropellos. Reparte muy bien los minutos de una y otra historia y ha sido generoso con los encuentros de la protagonista con el medio, una fusión poética y mística. Y ahora vuelvo a lo del alzheimer. Mientras que otras cintas han trabajado el tema del alzheimer a partir del deterioro sicológico y físico del individio en cuestión con una visión "destructiva" del mismo, en esta ocasión lo que hace es que el individio cree, imagine, invente, naciendo en un mundo nuevo, escribiendo poesía, viviendo como un poema limpio, fresco y enamoradizo. Todo ese juego de las frutas, de las sesiones de poesía, las hojas blancas con frases sencillas son el alimento de un alma hambrienta que va perdiendo poco a poco a su socio el cerébro. Por último, el final es cerrado aunque tiene varias lecturas, si bien la mujer vuelve a su infancia y es ella quien se tira como niña, la edad mental a la que llegará o si por el contrario su poema habla de la propia niña que se suicida. En el aire lo dejamos.
Y es que en lo cotidiano, en el detalle, está la vida. Por fresca y cotidiana, cuatro estrellas. Recomendable. Y es que venía de Cannes.