El cine francés actual suele ser siempre interesante. De hecho, el cine francés, actual o no, suele ser siempre interesante. De entre los títulos a los que recientemente hemos podido acceder desde nuestras salas, podría destacar, entre otros, De latir mi corazón se ha parado. Una película interesante, especialmente en cuanto a intensidad y originalidad de desarrollo, como comentaba en mi postcrítica.
El responsable de aquella era Jacques Audiard, un guionista ya veterano y un director con algunas películas a sus espaldas. Ahora, en ambas facetas, vuelve con esta nueva película que se presenta en la sección oficial del festival de Cannes. Un nombre importante de la cinematografía francesa no podía faltar en el festival francés.
Aquí, Audiard toma una historia que tocará temas como la mafia y el mundo árabe. Creo que se adaptará como un guante al estilo estético del director, y también a la intensidad de sus historias. Una película que se pueda sentir y que deje cierto poso en el espectador cuando ya ha abandonado su butaca, pero sin necesidad de recurrir para ello a tópicos fáciles.
Repite equipo técnico, en el apartado de fotografía Stéphane Fontaine y a cargo de la música, nada menos que Alexandre Desplat, que últimamente ha flirteado con el Oscar en dos ocasiones, El cuiroso caso de Benjamin Button y La Reina.
Una película de la que seguramente la prensa en Cannes no dará demasiada cuenta a no ser que consiga algún premio, pero que puede ser uno de los títulos más sólidos del certamen.