Es el peligro que tiene la ciencia ficción. Es fácil pensar una idea que enganche, pero es difícil desarrollarla con un cierto halo de originalidad. Y esto es lo que le sucede a esta Memoria de los muertos. Me gusta mucho la idea del chip Zoe, la idea del montador, esa máquina tan interesante como es la guillotina, ese pasado de Robin Williams, incluso el inicio del personaje de Hakman.
Pero resulta que la película empieza a naufragar a la media hora, sumida en una investigación poco creíble, torpe, mal llevada y mal resuelta. Con la aparición de ese personaje de Mira Sorvino (esta chica está acabada), con los intentos por dar matices en el gris al personaje de Robin Williams, con ese símil del devorador de pecados, con el personaje barbudo de Caviezel y esa conspiración por hundir la compañía, con esas similitudes a "Gattaca", a "minority report", incluso a "Johnny Mnemonic".
Y, lo peor, la película resulta muy tramposa en lo referente al recuerdo que marca la vida de un Robin Williams, que da más en el clavo cunado tiene que interpretar a psicópatas o perturbados, esa sonrisa no le vale para este papel.
El director apunta cosas y detalles, pero es incapaz de crear una atmósfera propia. Que ya sabemos que la película es pobre hasta la indigencia, pero el final de Robin Williams no puede ser más patético. No sé, uno ve las películas de Vincenzo Natali y ve un talento mucho mayor para aprovechar los medios escasos. Ni la fotografía me ha parecido de recibo.