La idea de un mechero cambiando de manos sin cesar, y presentándonos así diversas historias sobre las relaciones personales, me parecía tremendamente divertida y fresca. Pero a lo largo que transcurría la película, los minutos pasaban lentamente. La gran cantidad de diferentes situaciones esporádicas y de muy corta duración, con el amor o el sexo como fondo, acaban por hacerte desear que termine este suplicio.
Un tanto ridículo es pensar también que la vida de un mechero se prolongue tanto, pero es algo que se perdona por lo novedoso y original. Pero es que el dichoso mechero, al final acaba paseándose por medio mundo, siendo todas las ciudades que visita presentadas mediante unas postales, de manera muy cutre diría yo. Y no solo eso, si no que en la penúltima historia, se rompen las reglas de perseguir al imperecedero encendedor, volviendo a ella una vez que este había salido ya de sus vidas.
El personaje de narrador, interpretado por Julieta Venegas, que pobrecita no tendrá culpa de nada, es bastante ridículo, apareciendo solo en aquellos momentos que el director Antón Reixa, no ha sabido bien como explicar algo mediante imágenes o quiere proclamar una sentencia sobre algún comportamiento aislado.
He de reconocer sin embargo, que hay historietas muy divertidas, como la que participa Nancho Novo, con esa verborrea tan sincera, la del taxista, que fuma solo en su taxi por principios o la del Imserso, donde una veterana mujer cansada de sus múltiples batacazos del destino, prefiere no tener mas relaciones sentimentales y dedicarse solo al sexo. Pero en general, el film está lleno de altibajos y resulta tremendamente aburrida en su mayoría.
Otro gallo quizá hubiera cantado sin en vez de querer contar tantas cosas, se hubiera limitado a desarrollar las mas interesantes y dejar un poquito mas quieto el mecherito. La sensación mas intensa que produce, son las ganas de fumar que tienes al salir de la sala. Una pena.