No es la primera ni la última que hablo del cine iraní. Es cierto, me gusta. Me gustan sus ritmos, me atrae su gente, la musicalidad del idioma, sus paisajes, sus desiertos...Y es un clásico en el Zinemaldi. El año pasado con The White Meadows que sin ser una película grande no estuvo del todo mal. Ya en mi precrítica señalaba el alto contenido en tradición oral y escrita que suelen tener sus películas. Eso, que nunca se pierda. Aunque es un cine repetitivo en sus formas y aunque cuenta historias muy bonitas, poéticas y especiales, el espectador acaba por tener mucho respeto al cine iraní porque le han dado más de un susto y bostezo. Yo me incluyo aunque en menor medida.
Vahid Vakilifar es el director de la película que presentamos, Gesher. Y la produce el director de The White meadows, Mohammad Rassoulof. Esta es una buena noticia ya que Rassoulof pertenece a una tendencia más contemporánea del cine en Irán, con historias más actuales, más de ofrecer al espectador una realidad con los pies en la tierra tales como la fatiga democrática de su país, el paro, las diferencias sociales...Es claramente un opositor que hace cine e informa al resto del mundo de la realidad de su país. Esta cinta puede contribuir a la idea que he defendido siempre y es que el cine iraní no es un cualquiera en San Sebastián. Con aires renovados, Gesher.