Crítica de la película V for Vendetta por Romulo

Irracionalmente, V for Vendetta


5/5
13/03/2006

Crítica de V for Vendetta
por Romulo



Carátula de la película No sé por qué tengo esta paranormal confianza en un proyecto que, salvo en un pequeño detalle alentador, por lo demás debiera tirarme para atrás, como si de un apestado se tratara.

El detalle alentador puede que sea importante, sí. Es ella. Natalie Portman. Y, ojo, que me explico. No simplemente ella y su presencia, sino su garantía de buen olfato, de buen criterio, de buen gusto. Esta chica no se mete en cualquier bazofia y de hecho parece guiarse exclusivamente por un encomiable interés artístico. Nadie le mandaba venirse a Madrid a rodar con Bardem y Milos Forman por la mitad de salario que, tranquilamente, puede pedir. Pero se vino. Y soy reacio a pensar que, de improviso, cambie de discurso y acepte raparse el craneo para esta Vendetta exclusivamente por unos cuartos por encima de lo habitual. Dudo que ande ligera de bolsillo, esta chica. Dudo que ahora pierda el criterio.

Pero es que el resto de mensajes que emite este proyecto se podrían multiplicar en negativo si uno se pone quisquilloso. Empezando porque el guión lo firman los Wachoski, que son los (ir)responsables de la "filosofía" de mercadillo de Matrix, esas réplicas artificiales y patéticas de tres al cuarto con aspiraciones de aforismo y sus "ya sé kung fu", cursillo CCC en 5 minutos. Eso para empezar.

Para seguir: El director del invento camina sobre cuerda sin lona. Es decir, no tiene currículum. Lo mismo llega al otro lado del precipicio como se nos descoña abismo abajo. Debuta como director, el muchacho. Hasta ahora hacía lo que los Wachoski le ordenaban, de lunes a sábado, el domingo puedes descansar, siquieres, pero el lunes que viene aquí a las ocho otra vez, puntual como un clavo, chaval. Si vamos a la sala de cine con esperanzas, hay que ir con eso que llamamos "beneficico de la duda" en play. Si nos ponemos tontos, nos tiramos de los pelos. ¡Un novato para un proyecto así!

La trémula desesperanza se hace tanto más incierta cuando uno descubre que el aclamado Alan Moore, máximo responsable, no sólo del cómic V for Vendetta, sino también de varios otros títulos más que prestigiosos, ha decidido huir como de la peste de su hermano cinematográfico. Eso dicen las malas lenguas... aunque no menos cierto es que, mientras Robert Rodriguez decidió trabajar codo con codo con Frank Miller para la adaptación de Sin City, aquí, los Wachoski, ya de primeras decidieron hacer el trabajo ellos solitos. ¿Qué fue primero, entonces? ¿El huevo, o la gallina? ¿Se marchó Moore al ver por dónde marchaba el trabajo de los Wachoski o fueron estos, antes, quienes prescindieron de Moore? Probablemente, la respuesta a esta pregunta nos dé igual una vez las luces se apaguen y arranque la proyección. Pero el resultado y la calidad final de la película quizás sí tengan una relación muy directa con este episodio.

Llegados a este punto, aún no he justificado la razón de esas brillantes estrellas azules; cinco, para más señas. Lo sé. Y creedme que me va a costar tres pares de cojones explicarlo. No creo, de hecho, que haya demasiada explicación. Apelo a lo irracional. A una energía imprecisa que llega de alguna parte y que mi despistado cerebro atribuye a "algo" cercano a esta V for Vendetta. A esa otra manera de ver el fenómeno del terrorismo. A esa otra manera de sumergirse en una problemática tan actual, tan antigua, tan de siempre, y saber crear una narración a partir de una (o muchas) reflexión(es).

Una narración, sí. Narrar. Una de las cosas más difíciles en cine. Al menos, una de las más dificíles de hacer BIEN. Y esa energia irracional que me empuja a dar luz a las cinco estrellas me dice, me transmite, que encontraremos algo de eso en esta política aventura.



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