No me parece esta una película redonda ni mucho menos. Creo que el guión resbala en algunos puntos y es demasiado generoso en otros. El no existir represalias para una familia que ha torturado a un miembro de la inquisición me parece un atrevimiento muy excesivo. El mundo de las casualidades, aun dentro de lo que es un juego de curiosidades me parece que está demasiado encajado a golpes. Que se utilice a la misma actriz para madre e hija, es algo que se lo perdono sólo a Michael J. Fox, y en segundas partes. Una cierta sensación de navegar a la deriva en el final resulta un tanto desconcertante.
Pero, como compensación me encuentro con un guión original, que es capaz de cortar de golpe y saltar quince años y cambiar la motivación de la historia sin que se resienta la narración, aunque también apoyado en la clásica casualidad que comentaba antes de las que se utilizan para conservar los personajes. Un guión que nos ofrece al inquisidor, después revolucionario, que es todo un modelo de ganador. Un guión que no se atiene a la norma de historia de un artista, norma que el propio Milos Forman ayudó a fijar. Con tres personajes muy interesantes y otros cuantos que no dejan de serlo.
Aunque, sin duda, lo peor lo encontramos en la terrible ambientación muy propia del cine español y que se queda muy muy corta para uno de los grandes como Forman. Falta presupuesto en cada esquina de la calle y no hay atmósfera ninguna. Cada vez lo tengo más claro, hay un Javier Aguirresarobe que no me gusta. Digo que hay uno que no, porque hay otro que me encanta, el de “Tierra”, “Hable con ella” o “Los otros”, pero cuando mete la directa con esos tonos ocres y nos hace la misma fotografía que hemos visto en otras tantas películas, a las que él ha puesto luz o incluso a las que no, no me gusta nada.
Lo que sí me ha gustado ha sido el reparto. Mis temores con el sueco Stellan Skarsgard se disiparon muy pronto. Me dicen que es aragonés y me lo creo. Muy bien caracterizado, con expresiones mucho más suaves y amables a las que nos tiene acostumbrados, Skarsgard hace un muy buen trabajo. Como muy bueno es también el de Natalie Portman, dando un paso más como actriz se presenta muy emocional, como ya la vimos en “Cold Mountain”.
Por último, Javier Bardem. Reconozco que en los dos primeros minutos se me hizo difícil. Este hombre cambia de voz de una manera tan radical que a uno le cuesta entrar. Pero cuando me acostumbré me pareció imponente. Eso sí que es un inquisidor. Y, para colmo, vuelve quince años después en un papel diferente, enérgico, que aborda a la perfección.
Mención especial para la escena en la que el inquisidor abusa de la chica, matrícula para los actores y para el director. Qué intensidad. Aunque, en cuanto a la dirección, y exceptuando esa y la escena en la que el cuadro del inquisidor nos mira fijamente, poco momento destacable encuentro para un grande como Forman.
Sabores agridulces para una interesante película.