Ya en mi precrítica analizaba los fundamentos del cine iraní. Poesía, tradición y miedo por romper las reglas de la convencional manera de hacer cine. The White Meadows no se ha conformado. Ha dado un paso adelante. Aún queda la ruptura. Poco a poco. Mohammad Rasoulof, su director, compite en otro estadio cinematográfico nacional.
Como en anteriores ocasiones, los que sentimos una gran atracción por la cultura persa hemos disfrutado de cada una de sus particularidades. En particular, se disfruta especialmente del impacto visual que suponen las islas calcáreas, el mar salado y esa arena finísima. El aislamiento, las cuevas, los rincones. Una oferta a la búsqueda interior. Y en cierta manera, exótica si nos desprendemos del drama que invade estos espacios. Por lo general, las túnicas, el encanto sonoro de su idioma, los usos y costumbres de una comunidad. En hora y media de largometraje hemos vivido como ellos. Una gran introducción al corazón de un pueblo.
Ya en las tripas del film, considero a The White Meadows un trabajo muy transparente que tiene como objetivo la exposición de la realidad. Una realidad dura, difícil, injusta, arraigada a la superstición y que no quiere desprenderse de la tradición. Estre drama ha funcionado como un documental. Gracias a los elementos mágicos que sólo el cine saber ofrecer. Una historia exagerada con la intención de pellizcar nuestras abstractas conciencias. Esa magia hace menos doloroso el horror.
De nuevo, el plato iraní se sirve de la parábola, de un agumento singular, el de un hombre que recoge las lágrimas de habitantes de unas islas llenas de auténtica e intolerante superstición. El agua como elemento que no enferma, que sobrevive, tal como expresa la anciana "si no fueramos pecadores, el mar sería azul". Islas alejadas de la realidad en busca del perdón eterno a través de un elemento corrupto, el ser humano. Una nueva muestra y ejemplo de la fatiga democrática que vive el país.
The White Meadows se paseará tarde o temprano en nuestra cartelera, ideal para debutar con el cine iraní.