La animación japonesa me tiene harto. Hace tiempo que he dejado de prestarle atención y sólo veo una película de estas por recomendación muy directa de algunas personas.
Antes me interesaba un montón. Lo que pasa es que ya me he aburrido de que siempre vayan de lo mismo. Estoy harto de gafas de sol, motos molonas, katanas y tecnomierda. Creo que una animación, que técnicamente está a años luz de la mayoría de lo que se hace en occidente, contando siempre las mismas historias, es un desperdicio insoportable.
Pero hete aquí que Kon tiene la costumbre de hacer cosas diferentes. Tengo vista Perfect Blue y ardo en deseos de ver Tokyo Godfathers. Ambas dos son películas que se apartan totalmente de las obsesiones habituales del anime japonés.
Perfect Blue, aunque no es santo de mi devoción, es un thriller sicológico muy bien hecho donde la animación supone un mecanismo muy importante para conseguir resultados diferentes a las películas con actores de carne y hueso.
Paprika tiene un peligro: es ciencia ficción. Lo que pasa es que parto muy esperanzado con ésta película. Si el director de anime que huye de las temáticas habituales de éste género, se acerca a la ciencia ficción, espero que no sea para prostituirse y traidicionar sus principios sino que sea para demostrar que se puede hacer ciencia-ficción diferente y original.