Frontier(s)es, ante todo, una película aburrida. Pero es que además es mala. Vayamos por partes.
La película comienza con una seudotrama de crimen que ha salido mal y grupo de criminales que huyen de la ciudad. Alrededor de ellos se desarrollan una serie de disturbios tras unas elecciones donde al parecer la derecha va ganando. Supongo que Xavier Gens trata de darle un trasfondo político a su película. Sabe que luego nos va a soltar un gore burro y sin sentido que no va a poder justificar, así que se cree que si primero habla de los pie noire y los suburbios de Paris, podrá defenderse mejor en las salas de prensa. Todo trasfondo queda olvidado rápidamente para centrarse en narrar la fina chacinería que viene a continuación.
Porque el resto de la película ya nos la conocemos. Rápidamente el espectador medianamente acostumbrado a éstas lides, se da cuenta de que se va a enfrentar a otra película de hostal con gente cabrona que lo habita donde los recién llegados van a sufrir lo indecible. (Curiosamente era lo que más miedo me daba del remake que Rob Zombie ha hecho de Halloween y al final me ha sorprendido. Ver para creer). Al espectador sólo le quedan dos opciones para seguir viendo la película: o cae en la trampa de querer saber quién sobrevive y quién no (si analiza un poco la película verá que da igual) o queda fascinado ante una violencia de la que no puede quitar la vista (a poco que se haya enfrentado a más películas del estilo lo que hará es aburrirse).
En fin, una tontería aburrida y mala a la que, encima, hay que aguantarle ciertas pretensiones tanto políticas como cinematográficas.