Tiene tres puntos fuertes a mi parecer: Es intensa, es diferente y la fuerza recae en los personajes por encima de la trama. Las dos últimas no tienen por qué ser siempre virtudes pero en este caso creo que lo son.
Es intensa, violenta, emocional, muy visceral. La cámara se aferra al personaje protagonista, reduciendo mucho la profundidad de campo para que sólo estemos con él y cerca de él. Su forma de moverse con los auriculares, sus tics de nerviosismo y prácticamente todo en él hace que lo sigamos intensamente. Mérito de la dirección y de la interpretación brillante de Romain Duris. Esas peleas sucias y esa maldad. Una potencia que normalmente sólo encontramos en el cine francés. La dirección es impecable, muy en la línea moderna. Aprovechando la violencia callejera y el más exquisito piano.
Me gusta que sea diferente. Que Audiard pueda recurrir a los mecanismos sencillos del cine y no lo haga. Se molesta en intentar otros caminos, aun cuando el público quiera ser perezoso y quedarse en lo de siempre. Lo cierto es que llegado al final pienso que me hubiera gustado ver la historia de amor con la profesora china, estas cosas siempre resultan agradables de ver. Ahora me pregunto si realmente no lo vi.
Como guionista intenta evitar continuamente caer en el guión de siempre y esto a mí me gana, sobre todo cuando sale bien. Y desde luego que sale bien. Podemos ver la evolución del personaje sin que resulte forzada, con escenas que continuamente tienen una utilidad para definir su carácter sin que quede demasiado forzado. Ya desde la primera escena en que vemos ese gesto de consuelo hacia su amigo por sus comentarios acerca del padre –que gran comienzo. Está muy bien cómo va perdiéndose la figura de su padre, que representa todo lo malo (el trabajo gris, la violencia, la coraza) hasta el punto de que termine muriendo y cómo va reencontrándose con la figura materna que representa lo bueno que había llegado a morir en su interior pero no en su recuerdo (la sensibilidad, la esperanza, la paz y, por qué no, el arte). Podría decírseme “sí, claro, esto es evidente”, pero en cualquier caso creo que está muy bien llevado.
La forma en que las tramas quedan algo abiertas pero no. La forma en la que el protagonista fracasa en su objetivo, el que ha levantado la película, pero no nos queda una sensación de fracaso. El reencuentro fatalista del final donde elimina el último resquicio de su época oscura. Muy bien. La doble historia de amor que no quiere jugar según las reglas. Y desde luego, qué lección para el cine español de cómo se puede incluir crítica social en una película sin convertirla en un panfleto.
Muy bien. Merecidos los premios.