Esta promete ser la película indie-comercial del año (es casi tradición elegir una anualmente). El
truco, en este caso, está en repetir una fórmula de éxito, la de Juno. Vuelve su
director, Jason Reitman, después de haber tocado otro ámbito
no muy alejado con Up in the air. Un actriz con chispa para un
papel de desorden femenino con alta autoestima: es el turno de
Charlize Theron. Y por supuesto, lo más importante, repite la
guionista peor vestida de la industria: Diablo Cody.
El resultado será otra comerdia
gamberrilla bien afinada con momentos divertidos y una linea
argumental disfrutable. Podrá parecer que se aleja de los cánones
comerciales, pero no nos engañemos, su rebeldía es falsa,
simplemente tiene algo más de calidad, lo cual es de agradecer. Por
mí todo bien hasta aquí, el problema viene más de la repetición,
que suene demasiado a más de lo mismo, la misma ropa, la misma pose,
el mismo descaro light, la misma música, el mismo éxito
prefabricado. Será difícil que vuelva a pillarnos por sorpresa.
En el circuito de premios, al menos en
los más independientes, se ha movido por soltura aunque al llegar
las nominaciones a los Oscar, donde se esperaba alguna mención, se
ha ido de vacío. Parece que a la academia no le ha valido la fórmula
esta vez.