Alucinante. Acaba la película, que la estaban echando en el Príncipe, y nadie se atreve o quiere aplaudir, de hecho, desde el fondo se oyen unos amagos de pitos.
No os llevéis a engaño, les entiendo. Habrá quien no se ha pasado por precríticas y habrá ido pensando que la historia de un guardaespaldas será una película entretenida. Sí, claro, con Costner y la Houston. Pues no, esta peli es más dura que el destino de la Houston.
Desde el primer momento, Rodrigo Moreno nos deja claro que esta película va a tratar básicamente de cuatro personajes, y los va a seguir y retratar sin importarle el tiempo que le lleve. Para ello nos rueda al guardaespaldas de todas las maneras posibles, desde la nuca con interminables travellings, de frente, con el ministro en primer término, etc.
En descargo de la película diré que lo que me ha gustado de la misma son dos cosas. La primera de ellas es la asombrosa naturalidad que tiene todo lo que pasa. Y, ¡ojo!, que he dicho naturalidad,y no realismo. En todo momento queda claro el carácter de ficción del film, pero es que las conversaciones parece que estén filmadas sin contar con que hay una cámara que les grabe. De ahí que la escena en la que la mujer del Ministro cuenta el episodio de las rosas en el coche me parezca simplemente portentosa, y ni qué decir tiene, que mi escena favorita es la del restaurante chino, sencillamente, MAESTRA.
La segunda de las cosas que más me ha gustado de este film es el tono y ambiente que crea. Siempre estás en tensión, y nuca sabes si va a pasar algo, aunque prácticamente tengas la convicción de que no va a pasar nada. Me gusta, me gusta, me gusta.
Por último,destacar la fabulosa interpretación de Julio Chávez, y todo el retrato que Moreno hace de El Custodio. La manera en que todo se desintegra a su alrededor, y cómo es capaz la persona a la que cuida de destruir todo lo bueno y aprovechable que podía quedar en él, hasta convertirlo en su ángel ejecutor.