Los hombres son la sal de la tierra. Con esta frase se podría
resumir, si eso fuera capaz de hacerse, de que va este documental sobre el
trabajo del fotógrafo Sebastiao Salgado. Pero además de mostrar su obra, nos
enseña su modo de pensar, sus motivaciones, el bagaje de su vida, por lo que
este documental es algo más que belleza en imágenes. Es un estilo de vida del que quizá todos deberíamos
de tomar ejemplo en mayor o menor medida.
Wim Wenders, director del documental junto con el hijo del
fotógrafo, Juliano Salgado, muestra al inicio del film que el poder de sus
fotografías es imponente. A partir de ahí, vamos descubriendo la vida de
Salgado y como va desarrollando su obra, el porqué de los viajes que hizo,
compartiendo sus experiencias, sus inquietudes, transportándonos en el tiempo y
el espacio a lugares remotos anclados en el pasado. Wenders va dando forma con
maestría a una amalgama de reflexiones, fotografías e historias, dotando al
film de emotividad, fluidez y belleza, mucha belleza. Todo ello lo completa con
un mensaje
Un documental altamente recomendable, que bien habría podido
llevarse como al cine como film de ficción porque de allí se podría sacar un
buen guión. Pero es verdad que Sebastiao Salgado, transmite con su voz y con su
mirada, tanto a través de sus ojos como de su cámara, la paz del que ha visto
mucho mundo pero que quiere seguir explorando.