Esta película es sencilla y alegre a una vez que se muestra fuera de las últimas normas del cine comercial, hacerlo algo más complicado para no dejar mal regusto, pero es que se muestra tan disparatadamente previsible y simple que asusta.
Los acertijos parecen dignos de los jeroglíflicos del periódico acertándose con una tranquilidad y parsimonia envidiables incluso en situaciones de bajo cero en barcos enterrados por el hielo, los robos a gran escala están al alcance de cualquier soñador sin recursos y el malo es muy listo y malo aunque nunca demuestre por qué, eso sí, con sus secuaces escena por escena.
No podía faltar la chica enamorada y facilona, así como las referencias históricas gartuitas y un gracioso que hace los coros. Salta de situación a situación con la tranquilidad de un dibujante de cómic y el prota es grotesco hasta el punto de hacernos pensar en las razones de Cage para aceptar un trabajo como éste. Ni los niños son tontos ya.