Exagerada y llena de extravagancias lejanas a lo que el personaje de Santa Claus merece, al menos en este tipo de producciones navideñas, en una cosa no defrauda, en su intento de ser diferente y distinta, pero no por ello de mejor calidad.
El ejército de famosetes al servicio de la publicidad del film, y el dinero, no son suficientes para tragar con buena cara la increíble lista de gamberradas, que en realidad son idioteces, de un protagonista que no se cree ni a sí mismo.
Cruel con el polo norte, los duendes o el sistema mágico de las cartas, sólo parece entender su necesaria labor didáctica cuando al final da un par de lecciones a los niños con palabras bien recatadas de tipo reinsertado, muy volátil todo.
El chiste no es para mucho, no interesa, y la emocionante escena de acción es lo único que nos separa de esa horrible escena de psicoanálisis lamentable y sencillo que provoca la aparición estelar de una capa de Superman. Para superhéroes los espectadores.