Yo, la verdad, hay cosas que no me explico en el cine. Uno de esos grandes misterios personales es el reconocimiento y prestigio que tiene Cameron Crowe en la Industria, sobre todo, a raíz de "Casi famosos", una película que por más que lo piense no me trago, ni me inquieta, ni me resfría, ni me molesta.
Pero el caso es que gracias a esa película y destrozos con nombre y apellidos: "Vanilla Sky". Cameron Crowe tiene un nombre con peso en Hollywood y viene a traernos una especie de mixtura entre las grandes comedias de la antigua usanza, hecha a medida de Rock Hudson y demás, y una banda sonora que gusta, como ya hiciera en "Casi famosos".
Para endulzar el cóctel nos propone un reparto plagado de neón: Orlando Bloom, Kirsten Dunst (una de las jovencitas del momento, la novia de "Spiderman" y la niñita de "Entrevista con el vampiro"), Susan Sarandon, Alec Baldwin y Jessica Biel, otra joven que no termina de cuajar en Hollywood. Para más INRI, por su fama de gran guionista, repite el propio Crowe en el guión.
¿Y todo esto para qué? Para parirnos otro producto facilón de Hollywood, intentando imitar el estilo de las nuevas comedias románticas inglesas. Un producto tan fácil de ver como de olvidar (que dirían algunos). Donde nuestra gran preocupación será si elige a una o a otra. El ridículo de la película sería ya fastuoso si tenemos que tragarnos a Bloom cantando.
En fin, una película que sólo recomiendo a los amantes del género.