Creo que ésta es una de las ediciones del Festival de San Sebastián más cargadas de los últimos años. Parece mentira que precisamente el año de la crisis, el año en que el festival se tiene que reducir un día, aparezcan propuestas tan diversas e interesantes.
En éste caso, en concreto, estamos ante una película que tiene muchos puntos fuertes. En primer lugar, que el director, Olivier Hirchsbiegel, sea el mismo que el de El experimento y El hundimiento. Dos películas que me gustaron mucho y que aunaban muy bien entretenimiento y calidad, además de reflexiones interesantes. De esta Cinco minutos de gloria no espero menos. En segundo lugar, lo que nos cuenta. O, mejor dicho, lo que no nos cuenta. Se trata de una película que tratará el conficto de Irlanda del norte, pero que promete no aburrirnos con los tópicos de siempre. Y, para terminar, Liam Neeson, que quizá sea el actor más adecuado para hacer ésta película y que parece que vuelve a pisar con fuerza un escenario. Yo me alegro. El cine se alegra.
Quizá, como punto en contra, me da un poco de miedo que se trate de una película con un guión algo limado para que pueda tragar con él todo el mundo. Una película sin aristas, sin salidas de tono, demasiado... afinada. Sea como fuere, el mínimo de calidad está asegurado.
De fácil digestión y satisfactoria.