Escribo estas líneas dos días después del DÍA D de los norteamericanos desde hace nueve años. En este tiempo hemos podido comprobar que no todo son lágrimas y que tanto la industria cinematográfica como otros sectores con poder de persuasión en nuestra sociedad no se han quedado de brazos cruzados y han participado de todo este movimiento post 11-S. Se han hecho pocas películas creo yo en comparación con lo que los estadounidenses nos tienen acostumbrados. Y además, de las que se han hecho no hay ninguna que podamos decir "brillante, buen material". El Festival de San Sebastián incluye entre las Perlas de otros festivales la película The oath, una película que cuenta una historia muy curiosa, la de un taxista muy especial y un prisionero que otro tanto. Y hasta ahí se puede leer.
Estuvo en Sundance y en Berlín, con críticas muy positivias y llega a San Sebastián con la intención de generar cierta curiosidad y expectación ya que la historia no es nada convencional. Su directora es Laura Poitras y es una producción norteamericana, por lo que cierto respeto me da esa objetividad tan perdida en los últimos tiempos. Un documental que gustará porque el tema es muy interesante, porque el ritmo será rápido, con entrevistas, imágenes de archivo, politiqueo...Sólo por la curiosidad que mató al gato muchos espectadores se pasarán por la sala, llegando a ser una cinta muy amable en cuanto a visionado y sin darte cuenta de que estas en un festival sino viendo la tele.