No es Ben Lewin un director de
mucho prestigio que digamos. A su avanzada edad se ha dedicado
básicamente a hacer películas para la televisión. Sin embargo, su
última película gustó mucho en su paso por el festival de
Sundance. Tanto que se llevó el premio especial del jurado y también
el del público -lo ideal, gusta a crítica y público. Claro que es
una historia muy para Sundance. Extraña, dramática pero
suficientemente bizarra para que tenga un punto casi de humor. Una
historia que habla de las grandes cuestiones de la vida: el amor -el
sexo, en realidad- y la salud. Lo tiene todo.
Lo que también tiene es un reparto
agradecido, también muy Sundance. Su protagonista, al que le toca lucirse por
las condiciones particulares de su personaje, es John Hawkes.
Vale, a muchos no os suena el nombre, pero si le veis la cara
-extraña- seguro que lo medio localizáis en algún papel
secundario. Si habéis visto Tú, yo y todos los demás, será
más fácil, porque tenía papel coprotagonista. En todo caso, da
igual, porque aquí está caracterizado, lo importante es destacar
que es un actor muy para el cine independiente. Con él, la
convincente Helen Hunt. Y para rematar, lo más del cine
independiente, William H. Macy.
En definitiva, una realización justita
pero suficiente, buenos actores que serán el centro de una puesta en
escena muy sencilla y una historia pequeña pero muy ambiciosa,
extraña y centrada en los diálogos.