Crítica de la película Red de mentiras por Iñaki Ortiz

La guerra en los tiempos del móvil


3/5
20/11/2008

Crítica de Red de mentiras
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Con la frialdad de quien no quiere arrojar ninguna crítica moral sobre un escenario absolutamente deshumanizado, Ridley Scott nos ofrece en este último trabajo una visión bastante amplia del problema del terrorismo internacional. Con los grandes avances tecnológicos como telón de fondo, el terrorismo islámico avanza en sentido contrario. La lucha contra el poder absoluto es un tema del cual el director ya nos daba cuenta en Gladiator, donde la simpatía popular ponía en jaque la fuerza brutal del imperio. El contenido se ve correspondido con la forma, en las múltiples escenas de imágenes cenitales que convierten la ficción de Enemigo público - precisamente del otro hermano Scott - en el realismo documental de hoy. Seguramente, los elementos de relacionados con la vigilancia aérea y la comunicación constante a nivel planetario, son los puntos fuertes de esta película, que adquiere así un valor propio, dentro de su tiempo, en el que aporta una nueva mirada que hoy es actual y mañana será un documento visual. Globalización, información, interconexión.

Desgraciadamente, contrastando con unos elementos tan actuales como estos, nos encontramos con unas subtramas demasiado fáciles y trilladas. Un mecanismo tan burdo y tan fácil como la joven enfermera a la que el protagonista cortejará en sus ratos de ocio y que tiene su final escrito en la frente, no debería consentirse en una película que hoy en día tenga unas mínimas pretensiones. La película se precipita en este sentido en su segundo tramo hacia un guión más rutinario que aporta menos al espectador.

Además se desaprovecha la relación entre los dos protagonistas. Ambos intérpretes, en roles que ya han trabajado antes, Russell Crowe en alguno de sus papeles con gafas, y Leonardo DiCaprio en su reciente participación en Diamante de Sangre, se relajan siendo bien conscientes de que dominan a la perfección a su personaje, y consiguen unos resultados muy positivos sin que se estén entregando al máximo. Quizá por esta razón, quien verdaderamente se come la película es otro, Mark Strong, en el papel de Hani, con su elegancia y su poderosa presencia.

Scott rueda con su clase habitual, moviéndose de maravilla en un estilo de acción moderno del que él mismo y su hermano son influencias directas. Como siempre una atmósfera densa donde el agua o el humo son vistosos fondos fuera de campo. Una opción muy aceptable dentro de un género que está saturando el panorama cinematográfico, aunque con varios aspectos irregulares que deslucen el resultado final.



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