Nos cuenta Sherlock en su precrítica de Amigo que John Sayles es un gran creador de atmósferas y que reconstruye muy bien épocas, pero que falla a la hora de contar una historia con cierto ritmo. Al parecer esto es de que suele adolecer casi toda película en un festival de cine, y puedo dar buena fé de que eso mismo ocurre en el Festival de San Sebastián muchas veces.
Quizá lo que más me atraiga de esta película es que, a efectos prácticos, se haya erigido en la representante oficial de este año del cine independiente americano. El que lea habitualmente esta página sabrá que pienso que el cine independiente americano está muerto y que su época ya pasó. El único interés que podemos encontrarle es los cineastas que nos quedan de su época y que han sobrevivido a lo largo de los años y de la evolución de la industria. El año pasado ya vimos a un Jarmusch algo perdido dándonos una extraña... ¿visión sobre la guerra de Iraq?... y este año podremos ver a qué se dedica a día de hoy John Sayles. Está claro que ya sólo con la temática - la guerra de la independencia de Filipinas - parece tener algo más claro lo que nos quiere contar.
Sea como fuere está claro que Sayles, con su experiencia como director, guionista y actor durante más de 30 años, es una de las figuras más destacables de este Zinemaldi y que su película quizá no vaya a ser redonda, pero sí una de las propuestas más interesantes de la Sección Oficial.
Veremos.