Querido lector: si crees que el inmigrante medio es un maleante que viene a tu país a robar, quizá ésta película te haga cambiar de opinión y entiendas que detrás de cada cayuco hay un enorme drama personal.
Para todos los demás (que espero que seamos mayoría) nos esperan 98 minutos ahondando en una serie de ideas que ya tenemos claras y profundizando en un drama que ya tenemos visto. Está muy bien que haya realizadores que se sientan con el deber de plasmar en películas dramas actuales, lo que pasa es que de nada sirve si no entretiene o hace reflexionar. No se me ocurre, a día de hoy, cómo se puede enfocar una película sobre la inmigración para que parezca un drama creíble. Seguramente no se pueda: la cruda realidad que nos reflejan cada día los telediarios no dejan espacio para la ficción.
Ya tengo mi dosis de inmigración todos los días sobre las nueve de la noche. Sin reflexión ni entretenimiento, la película queda sin leitmotif.