La laminosa película es demasiado plana para no aburrir, de la misma manera que se aburren los personajes en la mayoría del metraje. Lánguida con ganas y sin demasiado fondo, trata de mostrarnos una extraña historia de espías e importantes sucesos con una familia de chiste, donde como mucho se salva un hermano más o menos normal.
Buscar de esta manera, haciendo de Juliette Binoche una excéntrica poco creíble, que juega a la tranquilidad a base de móvil y caritas de chulería, no sirve para hacernos pensar ni siquiera en un mínimo de misterio o negra intención. En todo momento, sobre todo secuandada por un John Turturro, desmejorado y desaprovachado con una locura sin perfilar, demuestra una curiosa manera de hacer cine de suspense con humor. No ha salido bien.
El efecto es, al final, el de una oportunidad de perder bastante el tiempo, tratando de encontrarle la gracia a los momentos poco dicharacheros e intrigantes para salvarse de un naufragio al elegir la película como destino. Poco recomendable ejercicio situado en un terreno de nadie que el público nunca entenderá, por mucho 11 de septiembre que quiera barajar.