Crítica de la película Ágora por William Munny

La más decepcionante


4/5
22/12/2009

Crítica de Ágora
por William Munny



Carátula de la película La película más decepcionante del año, al menos de la que más esperaba, y no es que me haya dado menos, sino que ha estado descolocada y opuesta al normal funcionamiento de un director como Alejandro Amenábar. Dos historias que pretende entrecruzar pero a las que da distinto tratamiento y un único elemento común, pero ambiguo y lejano, Hipatia, lo único hipnotizante del film. No me costó demasiado entender que la diferencia es clara, amor y odio, y él no sabe mostrar el odio, y sí el amor, es talentoso en el misterio, pero con la bondad de por medio, y aquí hay menos bondad y nada de misterio. El sueño de Alejandría, Alejandro, queda en nada, sin historia, sin suspense, abogado a la mediocridad, con talento de dirección, pero mediocridad. La impotencia que puede poner al espectador de su lado al sentirla en una muerte injusta no tiene tiempo para tejerse en mitad de unas batallas de caras políticas, tratando de golpear mil veces en la conciencia de que todas las religiones solo quieren poder.

Historia lineal, de personas con rostros en lo referido a lo religioso, y personajes con candidez en la historia de ciencia. Se separan tanto, se detestan tanto la una a la otra que acaba por hacer decidir al espectador por una de ellas, y elige e Hipatia, elige  al único elemento esperanzador del film. Y mientras quiere ver ese fluir de pensamientos no puede porque un ejército de muestras históricas no le dejan. Que la visiten los poderosos hombres de poder de la región no la una más al conflicto. Y mientras seguimos sin poder verla.

La película falla por tanto en el ritmo y en la elección de los minutos tema central. Al final, nadie parece tener importancia, nadie parece ser el genio de la lámpara, nadie nos concede los deseos. La película ideal sería una Hipatia que recorre sus pensamientos en un contexto, y no un contexto que recorre sus movimientos en una Hipatia en medio. Todo a la vez, denuncia y muestra, amor puro pero cruel, e historia concreta, no puede ser.

Hacer de este film un drama, teatral, con interpretaciones muy marcadas, sólo sirve si quieres contarla como si de Ben-Hur se tratara. Mostrar el amor y el odio a un mismo nivel, en una balanza perfecta solo consigue que no presten atención por esos sentimientos, porque conseguirlos cuesta lo mismo de un lado que de otro. En esta película te cuesta lo mismo todo, prestas atención lo mismo en todo y acabas por insensibilizarte. Por eso, en ese final duro, pocos se sienten realmente apenados, tan solo dolidos. Porque el film no va por un lado concreto nos quedamos con la idea de ver un documental con una chica guapa narrando las incertidumbres del mundo.

Y es una pena. Porque del salto cualitativo de calidad y espectacular cine nada de nada. La culpa es mía, las expectativas han sido altas. La atribución comienza ahora, y ya no creo que Amenábar pueda ir a más con historias grandes, aunque sigo pensando que puede con películas concretas, más cerradas, no tan marcadas por el ambiente general. Se siente cómodo en ambientes cerrados y lo que es apertura parece que lo traduce en mostrar un poco de todo. Una pena. Tiene mucho más que la mayoría de los films, tiene muchas cosas buenas, pero lo malo es tan destructor que no puedo concederle mucho más que un cuatro raspado, un cuatro venido a menos.




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