Uno no se espera nada de una película como esta, salvo sorpresa. No espero un buen guión, ni una dirección inspirada, ni espero buenas actuaciones. Pero es que cualquier previsión por muy pesimista que sea queda superada por la absoluta indecencia de esta producción. Prefiero llamarla producción que película.
El origen de cara de cuero no puede ser más resumido, tonto, si fuerza y sin que ni siquiera los perpetradores de este producto osan darle importancia.
Pasado esto y una breve presentación de unos personajes que ofrece una puerta abierta a la esperanza – pronto aniquilada – de que quizá podamos tener personajes. Pero no los tenemos. Pronto empieza la matanza, que no es matanza, es un agónico transcurrir de escenas en las que uno se pregunta por qué ese sargento que quiere volver a “La chaqueta metálica” no mata a todo quisqui desde el primer momento. Simplemente porque hay que tirar para adelante con la película y no hay ganas de pensar en una mínima historia.
La desfachatez absoluta de sacar al mercado este producto defectuoso, que se esconde tras una dirección correcta con una fotografía adecuada, pero en la que nadie se ha planteado que quizá el espectador necesita tener algo a lo que aferrarse para aguantar hora y media.