Crítica de la película Harry Potter y el Misterio del Príncipe por Iñaki Ortiz

Se acabaron los entrenamientos, el final empieza ahora. A la espera de la oscura última entrega, nos encontramos con ese momento de la narración en que hay que darlo todo, el previo al desenlace. La penúltima entrega -que no la penúltima película, porque ya sabemos que la séptima entrega vendrá en dos volúmenes- tiene lo necesario para ser las mejor película de la saga de Harry Potter. Veremos en qué queda. Ya no hay por qué seguir jugando a dosificar ni guardando la ropa al nadar, esto se acaba y ya no es necesario seguir pisando el freno.

Al frente de todo David Yates, un nombre unido ya definitivamente a la saga, al confirmarse que estas últimas cuatro películas llevarán su firma. Es un director desconocido, y uno tiende a preferir nombres como Alfonso Cuarón al frente, pero hay que reconocer que Yates supo hacer un buen trabajo con la quinta entrega, La orden del fénix. Mantuvo la estética iniciada por Cuarón de magia urbana, sin tanto talento pero quizá con mayor eficacia. Es la clave que define esta saga, ese contraste entre el realismo de las pequeñas cosas y la magia sin límite. Algo que no supo ver el primer director, Chris Columbus, que se quedó en un desfile de gorros de punta y escenarios simplones.

Yates ha conseguido así una personalidad propia enriquecedora. Además, trató la anterior entrega de un modo mucho más sensato que su predecesor, Mike Newell, con muchas menos escenas de acción de relleno y más miga.

Muy acertada es la nueva incorporación, Jim Broadbent, al que hemos visto recientemente en Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Encaja perfectamente en el perfil del personaje. Los habituales seguirán al frente aportando un rol que ya dominan a la perfección todos ellos.

Creo que en esta curso, contaremos, sin duda, con el más interesante profesor de defensa contra las artes oscuras que hemos podido ver hasta ahora. Espero escenas dramáticas aprovechadas al máximo.

Lo que está claro es que quienes hemos llegado hasta aquí, no nos vamos a bajar ahora.