En una semana que apunta con muchos estrenos y que habrá que esperar cuántos de ellos cristalizan, me temo y me congratulo porque esta película china que se presentó de modo sorpresa en la Sección Oficial del Festival de Venecia 2006 y que lo ganó, es la mejor película de la semana.
Es una película china, la última del director Zhang Ke Jia, que ha pisado los mejores festivales del planeta y que ha ganado premios en Berlín y en Venecia, como ya he comentado, con sus anteriores películas, entre las que destacaré, sin ánimo exhaustivo, Platform, The world o Unknown Pleasures.
Una película que parece estar construida de lo mínimo a lo máximo, un tipo de cine que me espero supere el clásico discurso de película china de festival consistente en lo podrido del sistema comunista, y lo poco acogedor del capitalista.
Quiero una película cerebral, metafórica, que no ahonde en la penuria, y que sea un tapiz sobre el que me deleite viendo el tiempo y la complejidad que un director se ha tomado para hacer del Cine, así con mayúsculas, el arte de lo sencillo.
Creo que un fotograma de esta película bastará para hacerme sentir vivo.