Como ya he repetido millones de veces, el cine sudamericano me apesta, esencialmente, por su dejadez con respecto a los aspectos formales, es decir, a todos los aspectos cinematográficos, y apostar siempre (jugándosela al negro) por el hiperrealismo, por trazar esa fina línea entre el documental y la ficción.
Curiosamente, y de ahí el título de esta post, "Meteoro" consigue despertarme los mismos sentimientos en mi interior, pero por el camino contrario. Ya que Texera no deja de lado los aspectos cinematográficos, sino que juega con una fotografía y un escenario muy cinematográfico, y con un tratamiento de la historia más cercano al realismo mágico, que al hiperrealismo. Pero es que ni así.
Lo que Texera nos ofrece es un relato deslabazado que tiene algo de interés los primeros diez minutos, pero que no sabe o no quiere aprovechar los elementos verdaderamente jugosos que le brinda la historia.
Como digo, en vez de intentar hacer una buena película, se lía mostrándonos una especie de fábula retrocomunista y de humanismo de salón, que termina por perderse en una mala imitación del Berlanga más tardío y el Fellini menos inspirado.
Ya la segunda visita de las prostitutas marca la pauta del tedio que reinará el resto del metraje, pero cuando la película se abalanza a la fiesta tras fiesta, es cuando se pierde el rumbo y las ganas de seguir dándole oportunidades a un film que no se lo merece.
Texera afirma que la película es una metáfora, sólo que tan chusca y con tan poca gracia, que uno sólo acaba descubriendo que hay gente que quiere vivir del dinero que manda el papíto Estado, y dedicarse en lo demás al ocio. Sinceramente, la visión que se me plantea es muy apocalíptica. El final, con la aparición de los torturadores, resulta grotesco a más no poder.
Mal, puro cine de Horizontes Latinos.