Mr. Magorium. Natalie Portman. Vaya. Debo decir que, al revés que a mi compañero William Munny, me encanta Natalie Portman. Por un lado, es difícil no apreciar su dulzura física; por otro, son innegables también sus capacidades interpretativas, mucho mayores que su modestísima estatura. Y, sobre todo, son de aplaudir los riesgos que asume con algunas elecciones y la inteligencia que demuestra con muchas otras.
Precisamente por esto, algunos de los más grandes directores se la rifan. Pero, ojo, esto no quiere decir que tanta virtud nos ciegue a la hora de valorar sus películas. A mí la tienda molona del señor Magorium me huele a pestiño, a producto cocinado fácil y en un minuto, vuelta y vuelta, ¡rápido!, antes de que se pase el recuerdo exitoso de Charlie y la fábrica de chocolate.
Los millones de colorines que ya nos atacan salvajemente desde el propio póster de la película anuncian lo peor: Extravagancias mil, ñoñería desperdigada por cada esquina, Natalie Portman con el piloto automático (que también suele pasar) y, madre mía, Dustin Hoffman en su faceta más insoportable. Que, cuando se pone, es muy muy muy insoportable.
Además, últimamente Hoffman no suele regalar su presencia en películas de calidad, precisamente. Me gustó su planta y veteranía, su saber hacer en El perfume, pero por lo demás, de un tiempo a esta parte es mejor huir de una película en cuyo reparto él figure.
Ahora, aquí, en esta fiesta del histrionismo más infantil, tanto a Hoffman como a la Portman les dirige Zagh Helm, un tipo joven, treintañero, que firma su primera película como realizador. No así como guionista, aunque tampoco su currículum es demasiado extenso: Antes de el arcoiris infinito de Mr. Magorium escribió Más extraño que la ficción, aquella comedieta con ciertas pretensiones. Y ya está.
No son, en general, mimbres como para esperar maravillas. Y ateniéndonos a la intuición, más bien todo lo contrario: un desquiciante frenesí de azúcar y colores que, espero, rezo, al menos los criajuelos de 7 años sí sepan apreciar. Si por lo menos va por ellos...