El año entra ya en su estación más cariñosa y juvenil: la primavera. Y todo lo que ella arrastra es todo aquello que se deja seducir. El binomio siembra-recogida se adapta al cine con total normalidad a través de la frescura, sencillez y naturalidad de uno de los grandes temas con mayúsculas: el amor. O los primeros amores, pues para muchos el pre-amor es un concepto por encima del mismísimo amor "a secas". Por ello, desde Francia una vez más, el país de "todo lo que te guste " (vino, amor, rosas y pan) llega la cinta Primer amor o Un amour de jeunesse en su título original y cuya dirección es responsabilidad de una jovencísima Mia Hansen-Love, de treinta y pocos añitos.
Todo está perdonado o El padre de mis hijos son sus dos anteriores trabajos que viajaron por Europa y sus festivales con notables resultados y que no son sino un reflejo más del futuro prometedor de los que les pisan a los talones a tantos que se las dan.
La familia, el amor, la estabilidad, la vida misma a partir de lo cotidiano, dejándose ver y sentir. Bajo la influencia de las necesidades que nos acomplejan y nos convierten en seres humanos día a día, hora a hora. Algo tan natural como emocional. Para quien aún crea en las cosquillas, los latidos y la electricidad, sea o fuera testigo de estas sensaciones. Los primeros estadios de "eso" tan personal como humano escrito con cuatro letras en nuestro idioma: amor.