De momento Sam Mendes va muy bien. Emepezó arrasando con esa gran película que es “American Beauty” y continuó cambiando de género con ese “Kozure Okami” gangsteril que era “Camino a la perdición”, más pequeña pero visualmente más poderosa. Y ahora le llega la prueba de la tercera película. Una cosa tiene a favor: no tiene que cambiar de género porque de momento no ha cultivado ninguno en concreto, a lo sumo el género humano.
Aun así, el buen hombre se nos va a un drama moderno en tiempos de guerra, adaptando un best seller: la biografía de Anthony Swofford, marine. Y a mí que la guerra del golfo ni me va ni me viene, pero tiene toda la pinta que la fuerza de esta película va a estar en los diálogos y situaciones. Y hablando de diálogos, echemos un vistazo al guionista: William Broyles Jr., un tipo que cuenta con desprestigios en su carrera como “Polar express”, “Infiel” o “La trampa”. Pero siendo un poco más finos en la observación podemos comprobar que todas ellas son colaboraciones, y que su único guión en solitario es “El náufrago” que ya es una cosa mucho mejor. También participó en el sólido guión de “Apolo XIII”. Vamos, que no es una garantía pero si tiene algo que ofrecernos. Además, recordemos que estamos hablando de una adaptación, y espero que el material de base le sirva para sólo tener que juguetear. Y es que eso es lo que espero, jugueteos.
Y por último, comentar la acelerada carrera de su protagonista, Jake Gyllenhaal, el ausente Donnie Darko, que vamos a poder ver en “Brokecak Mountain” y en “Zodiac”, la próxima de David Fincher. Cuidado con este chico que es una mezcla entre Edward Norton y Tobey Maguire, lástima que tenga un nombre tan complicado.
Lo que espero y deseo es un poder visual muy alto, poesía, buenos diálogos y una película moderna. A ver lo que me encuentro.