Desde hace ya muchos años sostengo que la película verdaderamente clave para un director es la tercera. La primera, en el caso de ser buena, permite hacer un segunda no muy alejada de la primera, pero en la tercera...ay...en la tercera hay que confirmar que uno es un director de verdad, y que no es fruto de un par de películas.
El que se enfrenta a esta prueba es Joe Wright, que tras Orgullo y prejuicio y Expiación, puedo calificarlo como uno de los directores jóvenes que más me gustan e interesan. Su camino ha sido diferente, porque considero que donde es difícil despuntar es en películas de ambientación de época, y que siempre es más fácil salir airoso de películas ambientadas en la actualidad. Wright sigue el camino inverso y abandona las adaptaciones exitosas de época para inmiscuirse en otra adaptación, actual y urbana.
El germen de la película se encuentra en los artículos que Steve Lopez escribió para Los Angeles Times sobre Nathaniel Ayers, músico, y que posteriormente recopiló en un libro. De hecho, los protagonistas del film serán López y Ayers, interpretados respectivamente por Robert Downey Jr. y por Jamie Foxx.
Cuando uno se acerca a esta película no puede dejar de percibir aroma a cita obligada, a estatuilla, a película de Óscar. Y es que Foxx, por ejemplo, desde que consiguiera su óscar por Ray ha estado de capa caída, aunque promete volver a la lucha con este personaje basado en un personaje real, muy del gusto del actor. Downey Jr. ha vuelto a nacer para el cine y alterna productos muy comerciales con otros más independientes. Ahí lo tenemos en Iron Man y en Sherlock Holmes, y en esta película en la que curiosamente vuelve a interpretar a un reportero "real", como ya hiciera en Zodiac.
El triángulo es perfecto y uno no puede más que esperar mucho de esta película. Pero la retahíla de votos a favor no queda ahí. Completan el reparto la gran Catherine Keener o Tom Hollander; musicaliza Darío Marinelli y en otros apartados técnicos encontramos a más de un nominado al Óscar y que han estado ligados a los proyectos anteriores de Wright.
Sin embargo, la nota discordante de todo el proyecto la encuentro en el guión. Wright ha filmado magníficamente historias que estaban sostenidas por novelones, y no por retazos llenos de humanidad y basados en la realidad.
La manera de rodar de Wright, en ocasiones roza lo barroco, y quizá eso pueda ser un problema para contarnos una historia sencilla donde él debe mantenerse en un segundo plano. Como comentaba mi compañero Munny, la película remite a Shine, pero me gustaría encontrar una historia muy personal, sensible y desequilibrada, y no tanto el resultado de un frío trabajo de investigación.
Es una de mis citas del año.