Crítica de la película Air Doll por Iñaki Ortiz

Hirokazu Koreeda es uno de los más importantes directores japoneses. Viejo conocido del festival de San Sebastián, este pasado año nos regaló la que podría ser la película más interesante de la sección oficial, Still Walking. Una constante en el cine de Koreeda es el realismo, no necesariamente basado en la cotidianeidad de nuestros días, como podría serlo en el título ya nombrado o en Nadie sabe. El director aplica su tono realista también a películas como Hana, enmarcada en el género de samuráis, o incluso a After Life con una premisa de corte completamente fantástico. El desarrollo, los personajes, los diálogos, el contexto. Siempre tratados desde el respeto por la realidad.

Esta característica no es necesariamente una virtud, pero sí denota una coherencia en su obra y una intención artística. En cualquier caso, resulta un punto de partida interesantísimo para acercarnos a este nuevo título. Aquí el director (autor) adapta un manga de Yoshiie Goda que nos cuenta una historia disparatada que no desvelaré aquí. Lo que para muchos sería el escenario perfecto para una comedia, el extraño director japonés es capaz de desarrollar con toda seriedad un drama en toda regla. Le presupongo ciertos guiños de humor, como a la mayoría del cine japonés, pero drama después de todo.

El tema principal de las películas ha sido llevado al cine desde varios puntos de vista, comedia, terror, drama... aunque casi siempre envuelto en cierta oscura obsesión y  fetichismo. Veremos cual es la forma sobre la que trabaja Koreeda. La película se podrá ver en la sección un certain regard, en el festival de Cannes. Sin duda, un proyecto arriesgado y curioso que puede valer la pena.