Esta es la película que hay que ver
este año, aunque sea para opinar. En Sundance fue la sensación y se
llevó el gran premio del jurado. Después pasó por Cannes y volvió
a ser la sensación en la sección paralela Un Certain Regard, donde
se llevó hasta cuatro premios, incluyendo el Fipresci. Pero sobre
todo hay que verla porque pertenece a ese nuevo cine independiente
que está investigando en algún lugar extraño y perdido entre lo
indie, lo rural y el fantástico.
Hablaba de ello a raiz de dos películas
realmente interesantes que hemos podido ver por aquí recientemente,
una es Martha Marcy May Marlene, que si bien no llega al
fantástico, sí que juguetea con el terror y con elementos
distorsionados. La otra es la impecable Take Shelter, que
mezclaba temas tan dispares como el Apocalipsis y la precariedad
laboral. Siempre, ambas, en un tono muy centrado en los tranquilos lugares
perdidos de América. Si bien la película que nos interesa ahora se
ambienta en un lugar ficticio, podremos reconocer muchos rasgos de lo
que hablamos.
Cuidada con mimo en cada plano, y con
la pretensión de buscar caminos diferentes, cruce de géneros, tonos
extraños. Una película que es casi ya cine de culto. Que nadie
espere un fantástico al uso porque se aburrirá soberanamente. Sólo
se podrá acceder a ella con la mente abierta y la mirada limpia. En
todo caso, no te la puedes perder.