Al tener ya en pantallas el film tan esperado y renombrado de los hermanos Coen, solo puede uno tratar de esperar el menor tiempo posible para acercarse a disfrutarlo. El verbo está bien escogido, teniendo en cuenta la carrera dilatada de éxitos de un par de campeones del guión y la cámara con intenciones de agradar.
La diferencia esta vez, parece ser la seriedad con la que en principio se nos va a mostrar el film, y no hablo ni siquera de la seriedad de El hombre que nunca estuvo allí, con algunos toques de humor, sino de seriedad total, según dicen las malas lenguas. Bajo esta perspectiva solo puedo pensar en qué es lo que querrán transmitir estos dos locos para decidir un guión que no necesite demasiado humor, o ninguno.
El suspense de su mensaje junto a una acertada manera de encuadrar, transmitir y dejar hablar a personajes especiales, como siempre, me dan un pálpito de éxito, como muchos ya auguran. El elenco de actores es brutal, mágico para las manos poderosas de los dos grandes.
Javier Bardem, en su línea de registros distintos, Tommy Lee Jones con su capacidad de poesía andante el papeles de tremendo peso tranquilo y Josh Brolin (en la reciente American Gangster, Grindhouse Planet terror o Melinda y Melinda entre otras, recordando su aparición en Los goonies en el año 1985), menos conocido pero sí de sobra visto como eterno secundario. No se puede pedir mucho más.
Adelante, al cine y a disfrutar lentamente del sabor a buen cine, inigualable desde luego.