En cualquier esquina uno puede encontrarse una pequeña historia que valga la pena ser contada. Un hombre que empuja un carrito puede esconder un pasado muy diferente. Una historia que espera escondida a que alguien quiera saber lo que se encuentra detrás de lo cotidiano. Una nueva oportunidad de hablar de la soledad. Ramin Bahrani, autor de esta película, de padres iraníes, ha nacido y vivido casi toda su vida en EEUU. No por ello va a estar exento de ese gusto por el detalle y las pequeñas historias del cine iraní. Pero que no se me asuste nadie, esto es una producción americana, con todo lo que eso conlleva. Bahrani ganó en el festival de Londres el premio FIPRESCI con esta película. Algunos premios de otros festivales también avalan a esta película. Los actores no son conocidos. Las cartas, tal y como yo lo veo, están boca arriba. Cine de autor, detallista a la par que sencillo. De grandes pequeñas historias urbanas. Una buena opción para aquellos que no soportan el cine de estos días de verano. Posiblemente fácil de degustar, para empezar por su corta duración. Quizá lo más interesante de la cartelera.